Elegimos trabajar con la familia Carrasco-Sepúlveda con quienes mantenemos una relación desde hace años, habiendo trabajado con ellxs en proyectos anteriores.
La vivienda de veranada de la familia Carrasco Sepúlveda es una construcción rodeada de una vega de altura donde se traslada el ganado durante los meses más cálidos. Por lo general, se utilizan materiales disponibles en el entorno, como piedra, madera y adobe, para aislar el interior de las inclemencias del clima andino. Este tipo de vivienda cumple una función práctica: brindar resguardo ante vientos, lluvias y bajas temperaturas nocturnas, a la vez que facilita la atención y vigilancia del ganado. Su diseño refleja la forma de vida trashumante, basada en la movilidad estacional en busca de mejores pasturas y agua, manteniendo así la tradición cultural y económica propia de estas comunidades rurales. En los alrededores del puesto está el Arroyo Pehuenche que no usan para el consumo, una vertiente que está en la ladera del cerro de donde traen agua en una manguera para el uso doméstico. También hay fuentes de agua que no se usan por sentirle sabor u olor a azufre.
Encuentro en “La Junta” puesto de parición de la Familia Carrasco-Sepúlveda
El primer encuentro fue realizado específicamente en el marco de esta convocatoria. En el mismo conversamos sobre el interés de realizar una acción conjunta y a partir de lugares significativos para la familia, iniciamos la co-construcción de la acción. En este encuentro surgió de conocer “la vertiente y el Ojo de mar” dos lugares en la veranda de importancia para la familia porque es el lugar donde el agua sale más fresca y rica. En ese punto Eliseo propone la preparación de ñaco y compartir relatos de lugar. Ese punto era antiguamente un paso de tráfico Argentino-Chileno.
Cabalgata con Eliseo Carrasco
Luego de la visita en su puesto de parición, realizamos un recorrido a caballo por la zona
Una de las experiencias más significativas durante el proceso de Las Cuencas Cuentan fue la cabalgata realizada junto a Eliseo, conocedor profundo del entorno. En tres días dormimos a la intemperie, aprendimos y participamos del modo cotidiano en que Eliseo realiza su trabajo en la inmensidad de la cordillera, llegando a puntos específicos de las nacientes de arroyos de la cuenca del Río Grande. A lo largo del recorrido, los ritmos del andar, las pausas, las señalizaciones del paisaje y las conversaciones espontáneas se convirtieron en una forma de entrevista en profundidad, donde el saber del territorio se reveló no solo en las palabras, sino también en los gestos, en los silencios y en la forma de habitar cada lugar. Esta cabalgata no fue simplemente un traslado, fue una práctica de escucha en movimiento, un modo de recorrer con otros sentidos.
Durante la cabalgata, los pobladores con los que nos cruzamos compartieron con claridad y preocupación cómo las actividades que se proponen hacer en el área afectan no solo los cursos de agua, sino también los vínculos históricos y afectivos que los unen al territorio.
Recorrido de la cabalgata realizada del 19 al 23 de febrero